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II Certamen de Relatos cortos "Día de la Fraternidad". Marina Avilés Crespo.3º B ESO

Vecinos diferentes

 
 
Un sábado más, y ya ha perdido la cuenta de cuántos van, Alicia se encuentra en su habitación rodeada de libros y por supuesto de su ordenador portátil y su móvil. Vuelve a estar castigada porque esta evaluación ha suspendido tres. Pero por muchos libros que tenga alrededor y por muchas horas que esté delante de ellos, ella sólo piensa en quedar y salir con sus amigas. Su grupo de WhatsApp echa fuego. Las demás están igual de aburridas. Ana tampoco puede salir este fin de semana. Sus padres la han obligado a irse al pueblo a visitar a los abuelos. Claudia tiene que cuidar de su hermano pequeño porque sus padres trabajan hasta tarde. Por lo que Mónica se ha quedado sin poder salir con sus amigas. Las cuatro estaban aburridas y ya, tras un par de horas, tampoco había mucho tema de conversación por WhatsApp.
 
Las cuatro son amigas desde la infancia. Han ido siempre juntas al colegio y sus familias mantienen también una larga amistad, por lo que se han criado prácticamente como hermanas. Navidades, vacaciones, cumpleaños…. Sus familias siempre han organizado cualquier evento juntos. Así que Mónica, Alicia, Claudia y Ana tienen un vínculo muy especial entre ellas. Además, comparten afición, ya que aparte de estar todo el día wasapeando, asisten desde pequeñas a clases de danza clásica.
Mónica estaba mirando por la ventana, cuando llegó a la puerta de su edificio un coche y, tras él, un camión de mudanza.
¿Otros vecinos nuevos?... No puede ser, ya van tres inquilinos diferentes en el piso de enfrente en cuestión de un año. A ver quién será esta vez. Las anteriores ocasiones no es que hayan sido buenas experiencias. La chica coge el móvil y le cuenta al resto de la pandilla la noticia.
 
- Chicas... noticia. Nuevos inquilinos otra vez. Acaba de llegar un camión de mudanza- escribe Mónica por WhatsApp.
- Os voy contando. Ana y Alicia contestan inmediatamente insistiendo en que las mantenga informadas de todo lo que vaya viendo.
 
Del primer coche se baja un matrimonio y cuatro niños. Por lo que Mónica puede ver parece una familia africana. La mujer viste ropa colorida y un pañuelo en la cabeza. Labios gruesos, piel oscura... inmigrantes africanos - deduce. De los cuatro niños, el mayor es un chico y parece tener más o menos la misma edad que ella y sus amigas. Las otras tres son chicas, entre ellas un bebé.
 
Madre mía- piensa. Familia numerosa, extranjeros…. ufff
 
El camión de la mudanza era muy pequeño, apenas una furgoneta. Los empleados comienzan con las labores de traslado de enseres hasta la vivienda.
Unas cuantas cajas, la cuna, tres o cuatro viejas maletas, el carricoche del bebé…… pocos enseres.
Vuelve al WhatsApp a contar lo que acaba de ver. Todas están intrigadas. Les cuenta lo que ha visto y manda fotos.
- Chicas…… Familia numerosa y por lo poco que puedo ver desde la ventana parecen sudafricanos. Son cuatro hermanos...y el mayor parece tener más o menos nuestra edad. Y… oye… ¡¡Parece guapo!!
- Madre mía que miedo… Ten cuidado- comenta Alicia.
 
- Ya está la miedosa. ¡Que no pasa nada! Por que sean extranjeros no tienen que ser malas personas… No empecemos ya a juzgar- apunta Mónica.
- Ya verás… seguro que son un tostón de familia. Muchos niños… Jaleo... Bebé llorando por las noches…- contesta Claudia
- Anda que has tardado en juzgarles, no seas borde. Vaya ánimos que das. Si ni siquiera los conocemos- insiste Mónica.
- ¡Dejad ya de discutir! Seguro que son muy agradables, tendremos que conocerles antes de opinar sobre ellos- dice Ana, que entra a la conversación. Mañana nos vemos de camino al instituto y lo comentamos. Buenas noches.
 
Todas las chicas leen su mensaje y no contestan, ya que Ana tiene un carácter bastante fuerte y nadie quiere problemas con ella.
Mónica estuvo reflexionando toda la noche, sin pegar ojo, acerca de lo que había hablado con sus amigas. Todas ellas juzgaban a la familia por su aspecto, cosa que a Mónica no le gustaba nada. Decidió dejar de darle vueltas al tema y dormir un poco antes de que sonase el despertador.
 
- Hola chicas- dice Mónica nada más ver a sus amigas de camino al instituto.
 
- Buenos días Moni- le contestan las demás al unísono.
 
Prácticamente todo el camino fueron en silencio, un silencio un tanto incómodo. Todas ellas iban cabizbajas, pensando en sus cosas, pero Mónica solo pensaba en la conversación de ayer.
 
- Os tengo que comentar una cosa acerca de lo que hablamos ayer de mis nuevos vecinos. No me parece justo que juzguemos a mis nuevos vecinos solo porque son extranjeros. Vamos a esperar unos días a ver si los voy conociendo un poco.
Todas coincidieron en que era lo más sensato y correcto, aunque Claudia la más borde del grupo siempre añadía alguna frase final que nos dejaba con un mal sabor de boca.
 
Pasados tres días, cual fue nuestra sorpresa, que nada más llegar al instituto, nuestro tutor estaba presentando a toda la clase a un chico que llegaba nuevo a clase. ¡Madre mía ¡Era el vecino de Mónica! Las cuatro amigas se quedaron boquiabiertas y sin saber cómo reaccionar.
 
Se llamaba Malik y tenía 15 años igual que nosotras. Le costaba bastante hablar el castellano, aunque lo entendía bastante si le hablabas despacio.
 
Las cuatro amigas comenzaron sus cotilleos y suposiciones a ver cuál de ellas acertaba.
- Seguro que no sabe ni leer ni escribir – contestó como siempre Claudia.
 
- Hombre, si está en nuestro curso seguro que por lo menos en su país habrá estudiado - replicó Mónica.
- Habrá que tener cuidado con él…. No sabemos cómo será – apuntó la miedosa de siempre.
Transcurrieron unas semanas y las cuatro amigas iban observando que el chico le costaba bastante relacionarse con los demás chicos de la clase. La barrera del lenguaje era un impedimento importante, y además los chicos de la clase eran un
poco “pijos” y no veía yo a Malik que encajara con ellos. Él se limitaba a ir de su casa al instituto y vuelta a su casa. No lo veíamos por ningún otro sitio que frecuentábamos los demás jóvenes.
 
Un día, decidimos seguirlo al salir del instituto y descubrimos que iba a jugar a una cancha de baloncesto. Era bastante alto y parecía que se le daba muy bien y disfrutaba con el deporte.
 
Mónica y Ana propusieron intentar entablar conversación con él para conocerlo un poco más, pero como siempre Alicia la miedosa y Claudia la borde ponían pegas a todo. Tras discutirlo durante un rato, decidieron que durante los próximos días intentarían conocerlo un poco.
 
Mónica, a veces coincidía con la madre y los más pequeños en el portal y le daba la sensación de que no andaban muy bien económicamente. La había visto alguna que otra vez con bolsas de los comedores sociales y la ropa que llevaban estaba ya algo vieja.
 
Todas las noches, las cuatro amigas echaban su rato wasapeando sobre cómo podrían ayudarles.
Las semanas pasaban y las chicas se dieron cuenta de que el chaval era bastante bueno en matemáticas. Aunque le costara el idioma, tenía una habilidad para las mates asombrosa.
 
Un mañana, Mónica coincidió con Malik en el portal cuando salían de camino al instituto y le propuso que se fuera con ella y con sus amigas. Durante el trayecto, nadie sabía de qué hablar, el ambiente era algo tenso e incómodo. Pero conforme pasaban los días, tanto las chicas como Malik empezaron a entablar pequeñas conversaciones y la relación entre ellos empezó a ser más fluida y menos tensa. El chico les habló de que su padre trabajaba en el campo y que él tenía que estudiar y aprovechar la oportunidad que tenía para sacar una carrera, buscar un trabajo y ayudar a su familia. Les comentó que no tenía móvil; su familia no podía permitírselo y que tampoco tenían wifi en casa. Sólo disponía de una pequeña tableta algo obsoleta que usaba en el instituto (donde sí había wifi) para ayudarle con el idioma.
 
Conforme pasaban los días, las cuatro amigas sentían que debían hacer algo para ayudarle. Era una buena persona que no se metía en líos y que sólo intentaba forjarse un futuro en este país.
 
Así que aquella noche, igual que todas, la conversación de WhatsApp fue orientada a qué podían hacer. Al final a Mónica se le ocurrió la idea de que, si Malik era tan bueno en mates, podían hacer un pequeño “intercambio” de clases. Ellas podían ayudarle con el idioma y las clases de Lengua y él podría echarles una mano con las matemáticas. Tras las dudas de Alicia por lo miedosa que era y los comentarios algo desagradables de Claudia, las cuatro se pusieron de acuerdo; al día siguiente se lo propondrían al chico. Además, a Mónica se le ocurrió la fantástica idea de cederle la clave wifi de su casa para que Malik pudiera usarla para estudiar en casa.
 
La verdad es que Malik se sorprendió bastante. No esperaba esa reacción por parte de las chicas y les agradeció de forma insistente su ayuda. Aquella misma tarde, y durante todos los martes y jueves de las siguientes semanas, los cinco se reunían en casa de Mónica y se ayudaban mutuamente con los deberes de Lengua y Matemáticas.
Durante aquellas semanas, fue surgiendo una amistad entre los cinco que ninguna de las chicas podría haber imaginado. Malik era fantástico: divertido, amable, agradecido, súper educado y además… ¡guapísimo! Ninguna habría imaginado que, en tan poco tiempo, podría surgir una amistad tan maravillosa.
 
Todos los sábados se acercaban a la cancha donde Malik jugaba al baloncesto con otros chicos.
 
- La verdad es que este chico juega de maravilla – comentó Claudia.
 
- Vaya, vaya…un comentario agradable de tu parte es todo un avance – dijo Ana.
 
- Creo que a veces me precipito en mis comentarios y debo controlar un poco más mi lenguaje. Sé que a veces soy un poco “borde”. Pero es que este chico me tiene prendada. No había conocido nunca a nadie igual.
 
- ¡Madre mía! ¿Te estás enamorando? - dijo Mónica.
 
- Hombre… tanto como eso… no se… pero es que… – apuntó Claudia.
 
- Si no lo veo, no lo creo. Nuestra temida Claudia con ese carácter tan agrio se nos está endulzando con este chico- dijo Ana.
- Lo cierto es que yo también he aprendido que no tengo que tener tanto miedo a las personas que son extranjeras. No hay que prejuzgar a la gente dependiendo del país del que procedan. Tenemos tanto que aprender…- dijo Ana.
- Creo que todas hemos aprendido algo. Que Malik se cruzara en nuestro camino ha sido un regalo que nos ha dado la vida.
Pasadas unas semanas, Claudia y Malik fueron estrechando su amistad y conociéndose mejor. Una tarde Claudia invitó al chico a su casa para realizar un proyecto de ciencias. Malik se mostraba desanimado, decaído, Claudia intuía que algo le pasaba.
- ¿Qué te ocurre? Te noto distraído- le preguntó ella, preocupada.
 
- Estos últimos días hay una situación algo complicada en casa. Mis padres comentan a diario que nuestra familia no ha sido bien aceptada aquí, por lo que están planteando que nos marchemos a alguna casa de acogida.
 
Claudia se limitaba a mirarlo, sin decir nada, pensaba en que Malik era muy buen estudiante y no podía dejar pasar esta oportunidad.
 
Esa misma tarde, cuando el chico se marchó a su casa, Claudia reunió a sus padres en el salón y les propuso acoger a Malik en su casa durante un tiempo, así podría continuar con sus estudios. Sus padres, ya conocían al chico, y sabían que era una increíble persona, por lo que no pusieron ningún inconveniente en ello. Malik había pasado de ser un vecino nuevo de Alicia a una persona muy importante en su vida y además compañero de aventuras.